“Siempre hemos hecho música negra”, dice Fabio Arboleda, Zatélithe. A los 18 años comenzó con la música, aunque antes de eso estaba centrado en el muralismo, el cómic y la pintura. Como artista plástico era su área de desempeño. Después de pasar por varios eventos ideó la forma de crear algo que ayude a la reparación histórica de la comunidad afro, un festival alternativo, Negrofest.

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“En la música proponemos algo atemporal”, salido de la moda, del canto casi susurrado; que es lo que funciona, según Zatélithe. De ahí que propusiera temas distintos en las letras de sus canciones. Habla del amor, la protesta social, de pasarla bien, de las bicicletas…

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“Es negra, siempre hemos hecho música negra, porque soy negro. La herencia africana siempre ha estado en las venas y en la familia. Me caracterizo por estar alrededor del funk, el rap, el dancehall, reggae… Me encanta el Punk, pero al momento de sentarme a hacer música siempre voy alrededor de lo negro…”, lo que es evidente en las canciones que sube a las plataformas como YouTube. Lo que busca con su música es que sus oyentes tengan la sensación de sentirse bien.

 

En 2009 se presentó en el festival Altavoz, el momento en que “despegó”. Volvió en 2013, y a partir de ese momento lanzó dos álbumes y el primer sencillo del tercero. Aunque no se puede hablar de solo éxitos, porque como artista independiente se le hizo difícil conseguir una gran fanaticada, alrededor de 2.7 mil visualizaciones por canción tiene en la plataforma YouTube. Aunque no deja de lado el hecho que se considera un referente en la música negra, con 20 años de carrera y éxito en otras disciplinas asegura que ha marcado historia.

 

Estudió Artes Plásticas en la Universidad de Antioquia. Se describía como un loco, tanto así que hizo una “embarrada” de la que entre risas recuerda. Un día paseando entre la Facultad de Arte de la Universidad de Antioquia la vio vacía. “Paredes tan blancas que parecían un hospital”. Entonces decidió que había que rayar la facultad. Convocó a otros estudiantes; muralistas, graffiteros, y de otras artes.

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La noticia llegó a oídos de otros, tanto así que el día de hacer el evento se presentaron más personas de las presupuestadas. No importó. Llenaron las paredes de arte, también de obscenidades. Taparon las paredes con cartulina blanca para no alarmar a los niños de los semilleros de formación. Las directivas se dieron cuenta y buscaron culpables. Zatélithe dio la cara. Los pusieron a lavar las paredes de la facultad. Dos días estuvo cerrada mientras los estudiantes limpiaban. “Yo pensaba que los artistas iban a hacer una cosa súper bonita, pero fueron a dañar el parche”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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La bicicleta, otro de los amores de Fabio Arboleda. Tanto que le dedicó una de sus canciones, Ciclobeat. Como forma de integrar las artes plásticas con este hobby creó las Ciclopintadas. Mientras disfrutan del paseo llegan a un muro para pintar, llevan bafles y comida para festejar. El diseño general lo hace él y cada uno de los artistas pone su granito de arena para hacer los murales.

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Aunque no faltan las malas experiencias. Una vez él fue a un parche, había hablado con el dueño del muro y todo estaba contratado. Ese día el propietario no estaba, no había avisado a nadie. Apenas los artistas llegaron, otra persona se los impidió. Ese día no pudieron hacer nada y les tocó devolverse con todo listo.

 

Entre los proyectos artísticos de Zatélithe está el cómic Casidiarios, Una serie de historias de amor en las que el estilo de dibujo se caracteriza por mezclar la forma del rostro de los gatos con la de los fanáticos que le escriben para que cuente sus aventuras. Hay personas que han llegado a conquistar gracias a los Casidiarios.

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En 2016 se dio la primera versión del Negrofest. Buscaban una forma alternativa a lo tradicional que era hablar de los afros. Desde 1991, gracias a la Constitución, se dio una reparación histórica a estas comunidades, en la que estos procesos han estado asociados al Estado. En búsqueda del desarrollo de diferentes formas de incentivación de la economía fue que se hizo el festival sin ayuda del gobierno.

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Para Zatélithe los procesos de representación afro apoyados estatalmente han estado supeditados por dos concepciones, los del Pacífico y los del Atlántico. La cumbia, el currulao, la chirimía, entre otros, es lo que se ha mostrado. Según él, en la ciudad se ha visto diversidad de procesos que no están arraigados a la tradición; por eso es que buscaban hacer un festival negro que no estuviera arraigado a la tradición. La aceptación del público fue la esperada, siendo que en la versión de 2019 asistieron más de 1.700 personas. Sabiendo que en Medellín hay más de 230 mil afrodescendientes, cerca del 12% de la población, el evento tiene una proyección favorable. 

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